La diabetes está afectando a la población infantil
La prevención para la diabetes en niños y adultos comienza en casa, con una alimentación balanceada, ejercicio regular y visitas médicas periódicas





Aunque muchos aún piensan que la diabetes es una enfermedad exclusiva de adultos, en Panamá los casos de diabetes infantil van en aumento y encendiendo las alarmas de los especialistas. Cada vez más niños y adolescentes enfrentan esta condición crónica que, si no es diagnosticada y tratada a tiempo, puede tener graves consecuencias para su salud física y emocional.
Para los especialistas, la diabetes tipo 1, de origen autoinmune, sigue siendo la más frecuente entre los niños, y advierten que los casos tipo 2, están relacionados con el sobrepeso, la mala alimentación y el sedentarismo.
El doctor Edgardo Gaitán, quien es el director de la Escuela para Diabéticos, destacó que “para aquellos niños que presentan obesidad o están arriba del 90% y 95% de peso, es importante que se le realicen pruebas para la detección de diabetes”.
Además, Gaitán agregó que los niños deben mantener un control de revisión constante que va de tres a seis meses.
Mientras, la doctora Cristina González Niño, endocrinóloga pediatra de la Caja del Seguro Social, indicó en un estudio reciente que “unas 200 mil personas en Panamá padecen de diabetes y de ellas se estima que 1.2 pacientes por cada 10 mil son menores de 18 años”.
Por su parte, el médico general Abelardo Ruiz, de La Caja del Seguro Social, aseguró que los padres dejan pasar muchos síntomas que son notorios y eso hace tener una detección de la diabetes cuando ya está muy avanzada.
ml | Para prevenir la diabetes en niños es fundamental adoptar un estilo de vida saludable que incluya una alimentación equilibrada, actividad física regular y el mantenimiento de un peso saludable. Además, es importante limitar el consumo de bebidas azucaradas y alimentos procesados, así como fomentar la participación de los niños en la preparación de comidas saludables.
Los niños pueden sentir una necesidad constante y frecuente de beber agua y orinar.
El niño sentirá mucha hambre a pesar de comer más, porque el cuerpo no utiliza la glucosa.
El niño tendrá pérdida de peso, incluso con un aumento del apetito por la falta de insulina.
La falta de energía causada por la insulina hace que el niño se sienta cansado y débil.