La Masacre de Albrook, antesala a la invasión
Durante la dictadura militar de Panamá se dieron diversos acontecimientos que hoy se catalogan crímenes de lesa humanidad, uno de ellos fue “La Masacre de Albrook”, en la que acabaron con la vida de disidentes del régimen de Manuel A. Noriega.
Conforme a la historiadora Daisy Suira, este grupo de oficiales, liderados por el mayor Moisés Giroldi, de la Compañía Urracá, planeó el golpe de Estado contra el dictador, porque estaban cansados de sus injusticias y tiranía.
Aunque en principio lograron retener a Noriega, el supuesto apoyo que esperan por parte de Estados Unidos nunca llegó, situación que, según Suira, fue aprovechada por el opresor para llamar a sus refuerzos y detener a los insurgentes.
“Giroldi era su compadre, sin embargo, también lo mandó a liquidar”, dijo Suira.
Trascendencia
Roberto Díaz Herrera, quien fue jefe del Estado Mayor hasta junio 1987, agregó que entre relatos se cuenta que estos oficiales fueron disuadidos bajo promesas de que no les harían daño.
A juicio de Díaz Herrera, la poca confidencialidad de la planeación también fue causal del evento fatídico.
No obstante, la muerte de los oficiales no fue en vano, ya que, de acuerdo a Díaz, el hecho llevó a Noriega a la inestabilidad, pues se dio cuenta de que tenía muchos opositores a lo interno.
“Él empezó a arreciar el lenguaje antiimperialista y a levantar el machete, eso hizo que Estados Unidos adelantara sus planes de invasión”, precisó el entonces Coronel.
Miedo en las calles
Entre los civiles, la noticia generó miedo, ya que salió a la luz la pugna por el mando que tenían los militares, así lo recordó el reportero gráfico Daniel Espinoza. “Los que vivían por El Chorrillo tenían más temor, porque lo que se diera los iba afectar enseguida”, recalcó el comunicador.
También, relató que las hipótesis alrededor del acontecimiento se esparcieron en todo el territorio, siendo una que Giroldi buscaba derrocar a Noriega para quedar él como jefe.
“La Masacre de Albrook” avivó las manifestaciones civilistas en la época, sobre todo porque los parientes de los asesinados reclamaban justicia. “En ese momento los que les podían dar respuestas obviamente no lo hicieron”, concluyó Espinoza.
Eliened Ortega Yángüez
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