Seis damas árabes que intentan cambiar su mundo

Utilizan sus privilegios para luchar contra el machismo y la desigualdad en países donde las tradiciones y costumbres son muy diferentes a las de Occidente.
ML I Ser princesa o directora de cine, coleccionista o embajadora, da igual. Hay árabes que aún persiguen conquistas tan nimias como acudir a un restaurante sin ser recluidas en reservado o festejar una boda con el resto de invitados. Algunas lo logran.
Haifaa Al-Mansour
Máster en Dirección y Cine, primera mujer en filmar íntegramente en su país, Arabia Saudí. No fue tarea fácil: cubierta con la abaya negra daba las órdenes desde una caravana. Y así nació “La bicicleta verde”, historia de una niña que pelea por conseguir su bicicleta (elemento prohibido para las mujeres en su país).
Sheikha Mayassa Al Thani
Aunque no posee el hechizo de su madre, la jequesa de Qatar, con solo 32 años, la hermana del actual emir, es la mujer más poderosa de Oriente Medio en el mundo del arte. Dirige Qatar Museums Authority y el Instituto de Cine de Dubái.
Sama y Haya Abu Khadra
Gemelas asiduas a las pasarelas de Roma, París y Milán, donde lucen sus melenas, minis de vértigo y una delgadez nada usual entre las hijas del profeta. Sus padres, los palestinos Rula y Ahmed Abu Khadra, son dueños de la lujosa tienda The Art Of Living, en Olaya Street (Riad), la calle de hoteles y comercios más suntuosos de la capital saudí. Asentadas en EE.UU., donde exhiben la imagen que las ha hecho famosas, las Olsen árabes.
Ameerah Al-Taweel
La fortuna de su exmarido, el príncipe Alwaleed Bin Talal, nieto del rey fundador de Arabia Saudí, 28 años mayor, le ayuda a esquivar las misóginas leyes que imperan en Arabia Saudí. Esta princesa beduina —exhuberante, activa en las redes sociales, que conduce un automóvil fuera de su país y acude a las bodas reales sin velos ni túnicas— lucha contra la pobreza y a favor del diálogo interreligioso y el empoderamiento de la mujer.
Lalla Meryem
Nació en Roma y fue educada por niñeras españolas. Era la favorita de su padre, el rey Hassan II, quien consintió su divorcio del hijo de un primer ministro marroquí. Ligada a organizaciones en pro de los derechos de las mujeres y los niños, es también embajadora de buena voluntad de la Unesco. La hermana mayor del rey de Marruecos revolucionó París, Rabat y Riad cuando se presentó con un corte de pelo a lo garçón. Como Cocó Chanel cien años atrás.