Pogacar y el Tour, un matrimonio de conveniencia

"Lamentablemente, estoy atrapado todos los años por el Tour": de nuevo favorito este año, Tadej Pogacar mantiene una relación complicada con el Tour de Francia, prueba que ha contribuido enormemente a su gloria, pero que no es la carrera que más le divierte.
En una conversación con los medios de comunicación antes del Critérium del Dauphiné, a principios de junio, el esloveno hizo esa declaración, sugiriendo que la carrera ciclista más grande del mundo es para él una obligación profesional y no tanto una elección personal.
"Tengo ganas de experimentar cosas nuevas para no caer en la rutina y aburrirme. Sino, me cansaría rápido y esa es la razón principal por la que cambio mi programa año tras año. Lamentablemente, estoy atrapado todos los años con el Tour", declaró al ser preguntado por su calendario de carreras.
Si bien el esloveno logró convencer a sus dirigentes del UAE para participar en la París-Roubaix, librarse del Tour es una opción inviable.
Dada la magnitud del Tour, la presencia de los corredores y de los equipos es obligada para contentar a los patrocinadores, que tienen una exposición en la Grande Boucle que no puede compararse con otras pruebas.
Ganar, aunque sea una etapa, sirve para salvar las cuentas anuales de muchos equipos.
Por ello es difícil imaginar que Pogacar se pierda la gran cita de julio, incluso si el esloveno dijo en diciembre, durante su concentración de preparación en España, que un año buscará el doblete Giro-Vuelta, es decir, las otras dos grandes carreras de tres semanas.
- Primero, "corredor de clásicas" -
Que asista a regañadientes al Tour puede parecer ingrato hacia la prueba en la que saltó a la fama, al convertirse en 2020 en el vencedor más joven desde la posguerra, a los 21 años.
Desde entonces, el hombre de las 99 victorias acumula un palmarés sin igual: en cinco participaciones ha ganado el Tour en tres ocasiones, y ha terminado segundo las otras dos. Por el camino, ha ganado 17 etapas - su gran rival Jonas Vingegaard solo 4-. A ese ritmo, podría batir el récord de Mark Cavendish, que ganó 35 etapas en 15 participaciones.
Pogacar gana a los mejores escaladores en montaña, a los mejores rodadores en contrarreloj y pelea de tú a tú a Van der Poel y Van Aert en las etapas accidentadas propicias a escapadas.
Incluso, en ocasiones, se mete en los esprints masivos, solo "por diversión".
¿Cómo a un corredor así no podría gustarle el Tour?
En realidad, no es tan sorprendente viniendo de alguien que se define primero "como un corredor de clásicas que gana grandes vueltas" y no al revés.
- "Tres semanas de sufrimiento" -
Este año, ha disputado siete carreras de un día, con cuatro victorias (Strade Bianche, Tour de Flandes, Flecha Valona, Lieja-Bastoña-Lieja) y tres podios (Milán-San Remo, París-Roubaix, Amstel Gold Race) durante una primavera muy entretenida, en la que dice haberse divertido como nunca.
"Me gustan las clásicas, son pura adrenalina", explica, mientras que una gran vuelta representa "sufrimiento a lo largo de tres semanas", donde hace falta también saber dosificar los esfuerzos, algo que no es precisamente su punto fuerte.
El protocolo (podio, entrevistas, control antidopaje...) también puede resultarle cansino.
Para su gran rival Jonas Vingegaard, la situación es completamente diferente, ya que el danés programa toda su temporada alrededor de este evento, al punto de pasar por alto prácticamente todas las carreras.
Esta oposición de estilos entre los dos campeones ha marcado el ritmo de las últimas cinco ediciones (Pogacar gana 3-2) y, mientras el esloveno parece haber alcanzado otro nivel, el director del Tour, Christian Prudhomme, espera que este año se repita el duelo.
Porque, pese a que el esloveno no esté siempre cómodo en el Tour, la prueba no brillaría tanto si la somete a su dominio aplastante. "Todos esperamos una lucha, y nosotros, los organizadores, también", dice el patrón del Tour.