Conservadores de EEUU comienzan a tirar la toalla con las bodas gay
Washington (AFP) - Las bodas gay dieron el lunes otro histórico paso cuando se volvieron legales en la mitad de Estados Unidos, pero el ensordecedor silencio que hicieron los conservadores sugiere que la lucha por defender el 'matrimonio tradicional' ya está perdida.
Cuando se negó a considerar cinco apelaciones contra el matrimonio homosexual, la Corte Suprema de Estados Unidos dio luz verde a tales uniones en 30 de los 50 estados del país, un claro avance respecto a los 19 donde éstas ya eran legales.
Las reacciones de las organizaciones cristianas conservadores fueron inmediatas. Afligidas, denunciaron que algunos jueces habían reescrito leyes aprobadas por referéndum o asambleas locales.
La Organización Nacional por el Matrimonio (NOM) llamó a los electores a contradecir a los jueces eligiendo a parlamentarios que legisladores que reformen la Constitución estadounidense para definir el matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer. Esto fue un llamado y a la vez una advertencia para los aliados históricos de los cristianos: los republicanos.
'Exhortamos a los republicanos a pedir a los dirigientes de sus partidos que rindan cuentas y les exijan que sean fieles a su convicción de que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer', declaró Brian Brown, presidente de NOM.
El presidente de la Coalición Fe y Libertad, Ralph Reed, de su lado quiere creer que la decisión movilizará a los votantes en contra de las bodas gay en las legislativas de noviembre y la presidencial de 2016.
Pero, en el Congreso, los parlamentarios republicanos que reaccionaron a la decisión de la Corte Suprema se pueden contar con los dedos de una mano y son casi todos del ultraconservador Tea Party.
'Asombroso' y 'trágico', declaró el senador de Texas Ted Cruz, añadiendo que propondrá una enmienda a la Constitución para impedir que el gobierno federal o la justicia decidan sobre las leyes matrimoniales locales de cada estado.
- Fin del juego -
Pero sus colegas prefirieron seguir haciendo campaña para las elecciones legislativas de noviembre y casi todos se abstuvieron de hacer comentarios.
'Obviamente, tras la decisión de la Corte, ahora es legal', se limitó a decir --de acuerdo al New York Times-- Ed Gillespie, candidato republicano al Senado en Virginia, uno de los estados donde las bodas gay comenzaron a estar autorizadas desde el lunes.
Los gobernadores republicanos de otros estados afectados se resignaron a aplicar la ley.
¿Se terminó el juego? 'Pienso que sí', concluyó Brit Hume, politólogo comentarista del canal conservador Fox News.
Esta resignación pone fin al consenso que antes había entre los opositores a las bodas gay en la clase política estadounidense.
En 1996, el Congreso adoptó por abrumadora mayoría la Ley de Defensa del Matrimonio, que impedía al gobierno federal reconocer los matrimonios homosexuales (esta ley fue parcialmente derogada en 2013 por la Corte Suprema). El actual vicepresidente, Joe Biden, y la mayoría de los demócratas habían votado a favor, con el apoyo de Bill Clinton.
Años después, tras la primera legalización del matrimonio gay por la justicia de Massachusetts en 2004, este consenso comenzó a erosionarse.
Los congresistas republicanos trataron de enmendar la Constitución federal para evitar que otros estados siguieran el ejemplo de Massachusetts, pero no consiguieron imponerse.
'Todo el mundo me criticaba en esa época por intentar tal cosa', contó el exsenador ultraconservador Rick Santorum en la conferencia de la organización cristiana Family Research Council a fines de septiembre en Washington. 'Todo el mundo decía que era prematuro (...) y que nunca sería un problema'.
Y vino el efecto dominó.
Ahora hay candidatos republicanos al Congreso abiertamente gays. Cuatro senadores republicanos están a favor del matrimonio igualitario y 41% de los republicanos del país simpatiza con este derecho, según un sondeo de CBS y The New York Times de septiembre.
El golpe de gracia lo dio la cristiana ultraconservadora Michele Backman, Cuando una periodista le preguntó su opinión sobre el matrimonio gay, respondió: 'No es un tema', dijo. 'En realidad, es aburrido'.