El peligro de las aceras en Panamá: ¿se puede caminar sin riesgo allí?
Especialistas coinciden en que el diseño y mantenimiento de las aceras debe ponerse en el centro de la política urbana



Las aceras en Panamá presentan un problema estructural que afecta la movilidad de los peatones: son demasiado pequeñas, están construidas por tramos sin continuidad y carecen de planificación.
Así lo advirtió María Isabel Chávez, miembro de la Red Ciudadana Urbana, quien señaló que “el problema es que están mal diseñadas. No se hacen de manera planificada, sino que se van construyendo como por trozos o según las necesidades. A veces se hacen demasiado altas y no se les da mantenimiento”.
La falta de un diseño integral impacta directamente en la seguridad y la salud pública. Chávez explicó que unas aceras seguras y bien conectadas fomentarían la caminata, lo que ayudaría a reducir enfermedades como la diabetes y la obesidad.
El arquitecto y planificador urbano Gerónimo Espitia coincidió en que la visión de ciudad está incompleta, ya que la movilidad no puede limitarse solo a las calles para vehículos. “La movilidad urbana no es solamente la calle, también es por donde deben transitar los peatones y debe ser un espacio de lo más seguro para evitar los accidentes”, afirmó. No obstante, advirtió que “muchas de las aceras que tenemos hoy en día están siendo utilizadas por mercados o por quienes prestan servicios para estacionarse, lo que empuja al peatón a moverse hacia la calle. Esto ocurre porque no hay una visión de ciudad”.
Desde la perspectiva de la seguridad vial, Ivana Ho Alume, de la Fundación Educación Vial, recalcó que las aceras deben responder a una movilidad universal.
“Hay que considerar que tenemos necesidades distintas, por lo que se busca aplicar la movilidad universal: para personas que caminan, y también para personas en silla de ruedas, con muletas, andadera, personas ciegas, sordas, con movilidad reducida... todo un universo”, dijo.