Cómo unir un país roto


A medida que avanza la campaña política de cara a las elecciones del próximo año, en lugar de mostrar sus fragilidades, los candidatos deberían abrir ventanillas para recibir propuestas de todos los sectores sociales. Es la oportunidad de los ciudadanos de aportar a la solución de los problemas que agobian al país y hacerse sentir ante un escenario de mucha incertidumbre.
A siete meses de esos comicios quinquenales los ciudadanos, de distintas procedencias, deberían buscar nuevas posibilidades de expresión y de movilización. El objetivo debería ser lograr que estas elecciones se orienten en una nueva forma de beneficio colectivo y materializar las aspiraciones por un mejor Panamá.
Los partidos políticos están, por otro lado, en una carrera contra el tiempo envueltos en negociaciones desde la clandestinidad en las que no toman en cuenta a los votantes. Actúan desde la retaguardia, atrapados en la reacción que implica proceder como un resorte ante los candidatos que están mejor posesionados. Pareciera que se han acomodado en la tarea de emplear el mayor ingenio proselitista -sin propuestas y sin arriesgar nada- para tratar de atraer a los votantes.
Hasta el momento, los candidatos han demostrado pocas habilidades para movilizar la voluntad ciudadana hacia un objetivo común. Falta un liderazgo que establezca una estrategia que interprete las demandas sociales y alrededor de la cual vaya tejiéndose la suma de las aspiraciones ciudadanas. Sin líder no hay estrategia.
La sociedad, en su conjunto, debe luchar por la inclusión social en las tareas de gobernar. Pero también debe pugnar por la inclusión laboral. Es urgente que los referentes de los principales candidatos políticos, sindicalistas, empresarios y expertos en políticas sociales presenten fórmulas para abordar tanto la inclusión social como la inclusión laboral. En estos nuevos comicios, la política debe jugar un papel preponderante, enfocada hacia el desarrollo productivo. No puede estar orientada a generar una política de subsidio como valor fundamental y sin atender la necesidad de recrear la cultura del trabajo. Ningún país se desarrolla con una economía en la que el porcentaje de personas que sobrevive con un empleo informal es más de la mitad de la población activa. Las naciones se desarrollan con producción, con una relación realista entre empresarios y trabajadores, bajo la comprensión de que su destino está vinculado al éxito de las empresas.
Es la hora de propuestas de políticas inclusivas que causen oportunidades económicas para la mayor parte de la sociedad, que respeten el derecho de propiedad, pero aseguren también la igualdad de oportunidades y fomenten la inversión en habilidades y nuevas tecnologías.
No hay duda de que la sociedad panameña está lastimada por las acciones o las inacciones de los gobiernos. Frente a ese escenario, de desconfianza y confusión, el nuevo gobierno debe construirse con certezas y fiabilidad. Lograrlo, requiere de una sintonía fina con las aspiraciones de la mayoría de los panameños y movilizar sus voluntades. * Periodista y diplomático.