Opinión

Cuando la cultura pesa más que la velocidad

10 de julio de 2025

En el vertiginoso mundo de la Fórmula 1, donde los milisegundos definen destinos, la salida de Christian Horner de Red Bull Racing recuerda una verdad ineludible en cualquier organización: la cultura no es un accesorio, es el motor silencioso del éxito o el fracaso. Durante años, Horner lideró una de las escuderías más ganadoras del circuito.

Sin embargo, las recientes tensiones internas y denuncias vinculadas a su estilo de liderazgo pusieron en evidencia algo más profundo: cuando la cultura organizacional se desequilibra, ni los mejores resultados logran sostener la estructura.

Hoy más que nunca, las empresas —sean equipos deportivos o corporativos— deben entender que el talento se retiene con respeto, propósito y coherencia entre lo que se dice y lo que se vive dentro. Las organizaciones ya no solo son evaluadas por sus cifras, sino por la experiencia que ofrecen a quienes las construyen desde adentro. El caso Horner no es solo noticia deportiva; es un llamado de atención para todo líder que crea que la productividad puede sostenerse a costa del bienestar. Porque, al final, la verdadera carrera es hacia una cultura donde la velocidad no eclipse la humanidad.

* Fundadora y Directora BrandBiz.

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