EDITORIAL : La mano dura

La política del presidente de El Salvador, Nayib Bukele para combatir la delincuencia y someter a las maras, es tentadora para la mayoría de la democracias en la región.
Los más críticos creen que viola los derechos humanos, por la dureza el plan. Sin embargo, Bukele ha sido contundente al explicar que se defienden los derechos humanos de los ciudadanos y de la víctimas, por décadas, de las pandillas con sus secuestros, extorsiones y asesinato.
La mano dura contra los maleantes sí funciona y los ciudadanos piden, cada vez más, contundencia ante una delincuencia que desafía a las agencias de la ley.
Panamá tiene ese gran reto de disolver pandillas, atrapar a sus cabecillas y sacar del comercio los negocios que son producto de la actividad ilícita. La democracia se defiende y fortalece arrinconando a los criminales. Es poner de todos los acentos.