La Canalla
01 de agosto de 2019
Es sabido que del mango no puede esperarse aguacate, ¿por qué aspirar a que los políticos locales fortalezcan nuestra democracia cuando precisamente la envilecen? Las rencillas que en plan canallesco protagonizan dirigentes partidistas por asuntos de patio trasero, muestran al desnudo la catadura de quienes se disputan periódicamente la conducción del Estado, como si se tratara de una cantina de barrio. Es el ejemplo miserable que hoy dan ante el público ofendiendo a sus electores y anticipando el clima pestilente que ya imponen a los próximos comicios generales. ¿Cuándo entenderemos que personajes así no le hacen alta a la democracia y en cambio la avergüenzan?