Opinión

El IDAAN, la gran decepción

01 de agosto de 2019

Euclides M. Corro R.

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Sabemos que desde hace mucho tiempo el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) enfrenta problemas en el cobro por el servicio de agua potable al país. Es probable que carezca de un sistema impositivo que le permita obligar a los beneficiarios que paguen por el servicio que reciben o, probablemente, es tan deficiente que desalienta a sus clientes. Igual, todos sabemos que hay un porcentaje imposible de cobrar y que forma parte del costo social que debe llevar sobre sus hombros el gobierno para garantizar la salud en aquellas áreas de extrema pobreza.
Sin embargo, es de conocimiento público que el servicio es tan deficiente que ni siquiera se llega a esos sectores y en muchos otros que están dispuestos a pagar, pero debido a la incapacidad, ya casi tradicional de la entidad, no les permite resolver el problema.
Si bien es cierto que en la campaña presidencial de hace dos años Juan Carlos Varela, tenía como una de su propuesta garantizar la dotación de agua 100% a todo el país, debo reconocer que el impacto del Fenómeno de El Niño en los caudales y los embalses ha contribuido a impedir que se cumpla con este compromiso.
Aparte de ello, hay una verdad única. El IDAAN carece de liderazgo y de vocería para emprender una dinámica de trabajo alternativo que por lo menos procure cumplir con parte de esa promesa. Cada vez son mayores las quejas por la falta de suministro del vital líquido. A tal extremo de estimular y convertir en un negocio multimillonario la venta privada de agua.
No tenemos la menor duda de que esa entidad requiere de un “revolcón” de arriba hacia abajo y a la inversa, para que comience a funcionar como debe ser. Y es que los panameños ya estamos cansados de tantas excusas sin que se busquen soluciones que puedan paliar la situación de emergencia existente.
Son tan ineptos que resuelven problemas de tuberías rotas, pero dejan sin reparar por varios meses las áreas afectadas con la excavación, sin importar que sean calles o avenidas importantes. Trabajan “remendando” los problemas y no solucionándolos como debe ser.
Qué pena que sea una dama la que esté al frente de esa entidad, pero creo que por primera vez, y por coincidencia, la entidad esté atravesando por su peor momento.


*El autor es periodista.

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