Opinión

La basura, una característica cultural panameña

Antonio Mola Davis

08 de agosto de 2025

No sé realmente de dónde importamos esta costumbre de tirar la basura a la calle, en lugar de usar el lugar adecuado: el basurero, o como le llamamos, el “tinaco”.

Definitivamente no fue de los pueblos originarios, fieles protectores del ambiente. Tampoco de los españoles que nos colonizaron, ni de los franceses, ni de los colombianos, ni de los norteamericanos. Ni siquiera de nuestros abuelos o antepasados. Por consiguiente, “no es una herencia”.

Es un desarrollo cultural auténticamente nacional, que creo nació en los años 70 u 80, y se expandió con el tiempo como una peste que hoy cubre todos los rincones del país. Lamentablemente lo notan los visitantes, y lo sufren nuestros ríos, mares y hábitats.

Ningún distrito escapa a esta realidad. A pesar de haber sido admiradas por turistas e inversionistas, ciudades como Panamá y Colón han perdido su esplendor, producto de la desidia tanto de gobernantes como de ciudadanos.

Hoy pareciera que vivimos en un gran basurero nacional. La Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), creada hace 15 años como una solución nacional, ha demostrado ser incapaz de cumplir su misión. Nuestras ciudades se han convertido en un paraíso para roedores y alimañas. A veces parece que el negocio está en “mantener el basurero... y no en limpiarlo”.

¿Qué decir de los pueblos del interior o de los barrios populares?Parafraseando al poeta Demetrio Corsi:Barrios de la gente pobre,con su basura abundante,barrios donde no entra la AAUD,que la AAUD es aristocrática.

Los barrios de clase media y alta han optado por contratar servicios privados, pagando doble: a la empresa que da los servicios de recolección de los desechos y la Tasa de Aseo, convirtiendo ese gasto en un “impuesto involuntario a la salud”.

Seamos francos: no toda la culpa es del gobierno. Los ciudadanos también la tenemos.Aunque la AAUD fue creada para el manejo “nacional” de la basura, en la práctica es ineficaz, sin autoridad real ni capacidad de cobro. Surge así el teorema ciudadano: “No me dan el servicio, no pago. No doy el servicio, porque no me pagan”. A esto, se suma la incapacidad para cobrar a empresas que sí han recibido el servicio.

Y mientras tanto, hemos creado una nueva clase social: “los cochinómanos”.

La palabra “ciudadano” debería significar quien, con derechos, también cumple con sus deberes. Pero en Panamá parece que “ciudad-ano” describe a quienes generan insalubridad. La cultura empieza en casa.

El gobierno, por su parte, debe establecer mecanismos eficaces para que los ciudadanos cumplan sus responsabilidades. La AAUD, creada por la Ley 51 de septiembre de 2010, debía atender el problema a nivel nacional. Sin embargo, aún no ha podido controlar el caos de basura en el Distrito de Panamá, y ha abandonado los otros 77 distritos del país, que siguen asumiendo solos esta responsabilidad.

Ya es hora de devolver esta función al Municipio de Panamá —el único al que la AAUD atiende— y convertir esta institución en una dirección del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), con la tarea de establecer normativas y asesorar a los municipios.

MiAmbiente sí tiene la autoridad para aplicar sanciones ambientales, incluyendo el mal manejo de desechos.

Los recursos actuales de la AAUD deberían ser transferidos de forma equitativa a los municipios.

Mientras no regresemos a nuestros orígenes de pulcritud y civismo, seguiremos siendo objeto de comentarios negativos. Recordemos que Panamá significa “abundancia de peces o mariposas”... no de basura.

La solución no está en seguir invirtiendo en instituciones ineficientes. Eso es como tirar la plata a la calle, como se tira la basura.

Pero, sobre todo, la solución está en nuestras manos: recuperar la cultura del civismo, pagar por los servicios, y asumir como ciudadanos la responsabilidad de vivir en un país limpio y digno.

“ELIMINAR A LOS COCHINÓMANOS ES RESPONSABILIDAD DE TODOS.”

* El autor es comentarista de opinión.

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