Opinión

Se resisten a morir en la historia

31 de diciembre de 2024

Quiero referirme a dos inmuebles iconos ubicados en el Casco Antiguo, que al pasar el tiempo permanecen en la memoria de los panameños, porque forman parte de nuestra historia urbana.

La Boyacá era un inmueble de madera construido en 1890 con un diseño único simulando la proa de un barco. El nombre Boyacá es en alusión a una cañonera colombiana y fue a finales del Siglo XX.

Los que crecimos por el barrio de San Felipe, podemos recordar esta emblemática casa de madera, donde los jóvenes que residían en este inmueble tenían como costumbre conversar y jugar en la parte frontal de la planta baja.

Fue un punto de nomenclatura para ubicarse en el área del Casco Antiguo.

Algunas viejas amistades que vivían en la Boyacá, las recordamos porque ‘birriabamos’ baloncesto en la cancha de la Escuela de los Estados Unidos, ubicada en Calle 12 Oeste.

Los fines de semana era todo un acontecimiento con un ambiente festivo en la Boyacá, por la música que provenía de los tocadiscos de madera de 4 patas, que alegraba la noche.

La Boyacá fue construida sobre un foso existente entre la muralla de la ciudad a finales del siglo XIX.

El tiempo paso con los años, y parecía mantener la misma estructura que llamaba la atención a los turistas.

Un voraz incendio un 21 de febrero 2018 en horas del mediodía día consumió este caserón borrando parte de nuestra historia. Solo queda el sitio, donde por décadas permaneció, pero su diseño es difícil de borrar de la historia urbana.

Otro de los inmuebles que hizo historia fue la casa de madera ubicada en Calle 12 Oeste, donde funcionó por varias décadas la famosa panadería El Lucianito, ¿quién no comió los deliciosos panes y dulces que vendía y mantenía sus puertas abiertas hasta altas horas de la noche?

Fue siempre un sitio de una parada obligada, por los estudiantes, porque en la época de los años 1960-1970 y parte de los 1980 fue una ruta de los autobuses conocidos como los Diablos Rojos. Los residentes del barrio de Santa Ana y San Felipe eran unos clientes frecuentes.

Muchos esperan el pan reciente salido del horno calentito para disfrutarlo con mantequilla y queso amarillo, viendo las novelas famosas de esos años.

Es muy difícil poder olvidarse de ese tiempo vivido, poder recordar y trasladarse a través de esta narrativa a esa inolvidable época.

Al desaparecer este negocio, como igual la ruta de los autobuses por la Calle 12 Oeste el ambiente cambió, y se puede observar una desolación y un bajo movimiento de personas.

* Periodista.

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