Vender en diciembre no garantiza clientes en enero
Diciembre suele generar una falsa sensación de seguridad para muchas empresas. Hay más dinero circulando, mayor tráfico y un incremento natural en las compras. En sectores como el retail, supermercados y tiendas por departamentos, las ventas parecen estar garantizadas. Sin embargo, esta bonanza puede convertirse en una ilusión peligrosa.
La verdadera pregunta no es cuánto se vendió, sino qué se hizo para que esas ventas se sostengan en el tiempo. Porque cuando termina la temporada alta y llega enero, lo que queda no es el volumen de facturación, sino la relación construida con el cliente, eso es o que permite una facturación constante durante todo el año.
Las personas no compran únicamente productos o servicios; compran experiencias, confianza y razones para volver. Y es precisamente ahí donde muchas organizaciones fallan. El personal termina agotado, bajo presión y sin refuerzo ni capacitación, pero aun así se espera que atienda bien, conecte con el cliebte y fidelice. En muchos casos no se trabajó una relación a largo plazo, no se diseñaron acciones de vínculo con el cliente y no se construyó experiencia, solo transacción. La fidelidad no responde a picos de venta ni se construye en temporadas altas. La experiencia que sostiene un negocio no se improvisa.
Cuando diciembre pasa, solo permanecen las marcas que entendieron que la venta es consecuencia de una relación bien gestionada, no de una buena temporada. * Directora Ejecutiva de BrandBiz.