Victoriano Lorenzo
Ricardo Corro Paolini
[email protected]
Todo lo grande que los pocos biógrafos han contado de este hombre es poco para su grandeza. Su nombre es Victoria. Un Gallo en Penonomé. Solo un busto en Amador. Nace en la provincia de Coclé en 1867, cuando el Istmo era parte de Colombia. Nuestros hijos deben saber de él, de sus luchas de su claridad política, de la valentía para decir las cosas con claridad.
En estas horas aciagas para la comunidad Ngäbe Buglé en saber si efectivamente la viabilidad ambiental de Cerro blanco puede constituir una seria amenaza a su patrimonio Arqueológico y cultural. Mientras la Unión Europea pone a Panamá en la lista de países que deben revisar el origen de sus inversiones.
Victoriano en una carta dirigida al general liberal Manuel Antonio Noriega, en 1901, ante su exigencia de ser reconocido como Jefe Militar, documentado por Eduardo Flores Castro, le expresa “estoy informado y he observado, general Noriega, que usted se está escribiendo cartas con el Prefecto de Coclé en Penonomé.
Eso no lo creo correcto, porque La Pelea es Peleando. Si a mí me cogen preso, me fusilan y, en cambio, a usted, que es blanco y es amigo del Prefecto, no le pasaría nada.
Por tal razón, yo no puedo aceptar esta situación'. Lorenzo a pesar de su baja estatura era un hombre astuto y honrado. Reconoce a Belisario Porras, como su Jefe Civil y Militar.
A los 22 años llega a ser corregidor del cacao en Coclé, luego de la Batalla del Puente Calidonia en julio de 1900, donde los conservadores arrasaron con dicha población Lorenzo es nombrado General por el pueblo.
Para él la Guerra era una vía para erradicar la injusta carga de los impuestos a los campesinos, eliminar la escasez de alimentos y suprimir los ultrajes de las autoridades. Se traslada a Penonomé y establece su cuartel general en la Negrita. Gana muchas batallas.
Se inician las negociaciones con los Estados Unidos para construir el Canal de Panamá. Resiste y el 15 de mayo de 1903, es fusilado por oponerse al proyecto. Sus últimas palabras fueron: “Señores, oíd una palabra pública. Ya sabéis de quién es la palabra”.
*El autor es abogado.