Desorganizados y sin apoyo popular
Los soldados y policías panameños, miembros de las Fuerzas de Defensa (FDP) de Panamá no tuvieron tiempo de reaccionar, tras la intervención militar norteamericana del 20 de diciembre de 1989. El ejército estaba dividido y fracturado por las asonadas de marzo y octubre y el asesinato de los complotados que lideró el mayor Moisés Giroldi, el 3 de octubre de 1989. Estados Unidos había reunido desde agosto, miles de soldados, a los que ya tenía, en las bases militares que controlaba en Panamá y Colón. Las FDP y Noriega no tenían apoyo popular. La resistencia fue focalizada en Panamá, San Miguelito, Colón y Río Abajo con breves escaramuzas. El resto de los militares entregaron los cuarteles y se rindieron, sin gastar un solo cartucho o vida humana.