Bajo la mira por escándalos, la hípica resguarda a caballos del calor en Versalles


La hípica de París-2024, bajo el foco por varias denuncias de maltrato en la antesala de los Juegos, ha tomado medidas para proteger a los caballos de la ola de calor que azota el Castillo de Versalles, la majestuosa sede de las pruebas olímpicas.
El bienestar de los caballos se ha convertido en un tema central de los deportes ecuestres a raíz de una serie de casos muy sonados.
La estrella británica Charlotte Dujardin, tricampeona olímpica de doma clásica, renunció a competir en los Juegos tras difundirse un vídeo en el que se la veía maltratando a su ejemplar durante un entrenamiento.
Poco después, el brasileño Carlos Parro también recibió una advertencia de la Federación Ecuestre Internacional (FEI), que recibió imágenes que lo mostraban hiperflexionando el cuello de su caballo en un movimiento prohibido conocido como 'Rollkur'.
Estos casos rememoraron el escándalo que protagonizó en 2021 la amazona alemana Annika Schleu, pateando a su caballo durante la competencia de pentatlón moderno de los Juegos de Tokio.
El incidente provocó que la equitación sea eliminada del pentatlón después de los Juegos de París. Para esta cita, la FEI ha elaborado un protocolo para resguardar a los animales del intenso calor que se vive en el imponente escenario del palacio de Versalles, antiguo epicentro de la realeza francesa y declarado patrimonio de la Humanidad en 1979.
La normativa dispone de una vigilancia permanente de las condiciones climáticas, imágenes térmicas, seguimiento veterinario y estaciones de refrigeración suplementarias equipadas con agua fría.
"Ante todo, examinamos a los caballos, esto nos orienta en nuestras predicciones para poder actuar muy rápidamente", explica Göran Akerström, director veterinario de la federación. "Instalamos estaciones de refrigeración junto al terreno. También medimos las condiciones climáticas durante los calentamientos y tenemos veterinarios controlando a los caballos".
- Ajustes en la preparación -
Los controles diarios son realizados por un total de 90 especialistas.
"Los veterinarios prestan un servicio a los equipos para que puedan conocer la temperatura corporal del caballo y puedan decirle a un jinete: 'Puedes ir a refrescarte y dejar que el caballo descanse antes de seguir con el calentamiento", señala Akerström.
Desde los Juegos de Atlanta-1996, la FEI se remite a la temperatura de bulbo húmedo, que mide el efecto combinado del calor, la humedad y la radiación solar en humanos y animales.
Si se alcanza un umbral de 28 grados WBGT (diferentes a los Celsius), la federación activa su protocolo. En caso de condiciones extremas se puede cancelar una competición, como ocurrió en una prueba de resistencia en la ciudad estadounidense de Tryon (Carolina del Norte) en 2018.
"En lo que respecta al calor, no hemos estado cerca de un aplazamiento o un retraso" en Versalles, aclara Akerström.
De su parte, varios jinetes reconocieron que el clima les obligó a ejecutar algunos ajustes. "Hace mucho calor, pero somos profesionales. Tenemos que acortar el calentamiento", dijo el británico Carl Hester, finalista de la competición de doma clásica individual y por equipos.
"Normalmente, el calentamiento dura unos 45 minutos, pero con este tiempo va a durar entre 30 y 35 minutos", detalló.