Fabiola, la reina española de los belgas fallece a los 86 años
Bruselas (AFP) - La reina Fabiola, que murió este viernes a los 86 años, siguió, después de la muerte del rey Balduino en 1993, fiel a su país adoptivo, Bélgica, pero vio su imagen afectada antes de retirarse de la vida pública.
'Sus Majestades el Rey y la Reina y los Miembros de la Familia Real anuncian con gran tristeza la muerte de Su Majestad la Reina Fabiola, ocurrida esta noche en el Castillo de Stuyvenberg en Bruselas', anunció el Palacio en un comunicado.
Antes había sido hospitalizada en 2009 por una bronconeumonía.
En julio de 2013, asistió a la transferencia de poderes entre su cuñado, el rey Alberto II, que sucedió a Balduino, y su sobrino Felipe, del que era cercana.
Nacida como Doña Fabiola de Mora y Aragón el 11 de junio de 1928 en Madrid, en una familia de la nobleza española, la quinta reina de los belgas se volvió muy discreta desde hace 20 años, a la sombra del rey Alberto y de su esposa, la reina Paola, con la que las relaciones no eran muy buenas.
Su silueta resultó afectada por los años y una artrosis que la obligó a apoyarse en un bastón, y luego a desplazarse en silla de ruedas.
Su peinado laqueado era inmutable, pero sus sombreros, que rivalizaban con los de la reina Isabel de Inglaterra, se volvieron cada vez menos llamativos.
Tras la muerte de Balduino, todos se imaginaban que se retiraría a un convento o que regresaría a su España natal. Pero Fabiola se quedó en Bélgica, país que la recibió con los brazos abiertos en 1959 cuando se hizo el inesperado anuncio de su boda con Balduino, un joven rey triste al que le devolvió la sonrisa.
En el santuario de Lourdes, Balduino habría pedido la mano de Fabiola, practicante de la renovación carismática y surgida del catolocismo ibérico más estricto.
Fabiola 'fue escogida por la santa Virgen para que fuera mi esposa', escribió el monarca.
La unión se concretó en 1960 y, después del matrimonio, la joven reina combatió, a veces con fuerza, para limitar la influencia sobre Balduino de su padre, el rey Leopoldo III, quien abdicó en 1950, y de su esposa, la princesa Lilian.
Esta mujer muy católica sorprendió al mundo entero al asistir al sepelio del rey Balduino en 1993 completamente vestida de blanco, lo que es signo de esperanza.
El gran 'sufrimiento' de la pareja, según las palabras del soberano, fue que nunca tuvieron hijos. 'Pero comprendimos que nuestro corazón era más libre para amar a los niños, absolutamente a todos'.
Una profesión de fe que puede explicar el rechazo de Balduino, en 1990, a firmar la ley que autorizaba el aborto, porque no respetaba los derechos de los niños por nacer, dijo el cronista monárquico Christian Laporte.
'Preocupada por los pobres, realizó una acción filantrópica permanente y fue apodada, con algo de ironía la 'primera asistemnte social de Bélgica' o 'la reina de los corazone'', según Patrick Rogiers.