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Los Nobeles de la Paz tunecinos abogan por un Estado palestino

01 de agosto de 2019

Oslo (AFP) - Los representantes del Cuarteto del Diálogo Nacional Tunecino, que recibió este jueves el premio Nobel de la Paz, pidieron la creación de un Estado palestino, una manera, según ellos, de luchar contra 'el terrorismo'.

'Hoy, debemos acelerar la eliminación de las zonas en conflicto en todo el mundo, en particular resolviendo la cuestión palestina', declaró Houcine Abassi, secretario general del sindicato UGTT, en nombre del cuarteto.

Algo que se logrará 'otorgando al pueblo palestino el derecho a la autodeterminación de su territorio y (la posibilidad) de construir su Estado independiente', dijo Abassi, aplaudido por el auditorio tras recibir el Nobel de la Paz en el Ayuntamiento de Oslo.

Abassi hizo hincapié en 'la necesidad de diálogo entre las civilizaciones y de una coexistencia pacífica, respetando la diversidad y la diferencia' y en 'hacer de la lucha contra el terrorismo una prioridad absoluta'.

El cuarteto recibió la prestigiosa recompensa por haber contribuido a salvar la frágil democratización de Túnez en 2013, organizando un largo y difícil 'diálogo nacional' entre islamistas del partido Ennahda y sus opositores.

Además de UGTT, el cuarteto se compone de la organización patronal UTICA, de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos (LTDH) y de la Orden Nacional de Abogados.

El cuarteto recibió el Nobel de la Paz por haber salvado la transición democrática en Túnez mediante el diálogo, un método que los galardonados quisieran ver aplicado en Siria y Libia. 'Las armas, a fin de cuentas, solo traen destrucción', afirmó Adbessatar Ben Moussa, presidente de la LTDH, justo antes de la ceremonia de entrega del premio en Oslo. 'Hay que resolver (las situaciones) en los países vecinos por el diálogo con la sociedad civil, con la sociedad política, y poner desde luego de lado a las facciones terroristas' añadió.

El ejemplo tunecino 'muestra que movimientos políticos islamistas y laicos pueden trabajar juntos para lograr resultados significativos', dijo Kullmann Five, presidenta del comité Nobel, el 9 de octubre, al anunciar el galardonado.

Túnez, cuna de la Primavera Árabe en 2011, logró su transición política mientras que, a su alrededor, el movimiento se transformó en caos en Libia, Yemen y Siria, y la represión regresaba a Egipto. 'Por ahora, Túnez es una excepción entre los países de la Primavera Árabe, pero no significa que esto no pueda ser imitado en otros países', opinó el miércoles Houcine Abassi.

'Las diferencias, sea cual sea su naturaleza, siempre pueden superarse mediante el diálogo', añadió Fadhel Mahfoudh, presidente de la Orden de Abogados.

- Luchar contra la pobreza -

Pero el proceso de democratización sigue siendo frágil ante la amenaza yihadista. Las autoridades decretaron, por segunda vez este año, el estado de emergencia a raíz de un atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI), en el que murieron 12 miembros de la guardia presidencial, el 24 de noviembre.

La semana pasada, la ONG Amnistía Internacional mostró su preocupación por los numerosos registros y arrestos llevados a cabo por las fuerzas de seguridad tunecinas y lamentó 'un recurso abusivo a las medidas de excepción'.

'La libertad no puede aceptar ningún sacrificio', afirmó Ben Moussa. 'El terrorismo se alimenta esencialmente de la opresión de los derechos humanos', dijo.

Antes del atentado del 24 de noviembre, Túnez ya había sufrido dos ataques sangrientos en 2015: el de marzo contra el museo del Bardo de la capital (22 muertos) y otro en junio cerca de Susa (este), donde murieron 38 turistas. Precisamente, la medalla del premio Nobel de la Paz obtenida por el cuarteto será expuesta en el museo del Bardo.

'Este premio no es un premio atribuido al cuarteto exclusivamente', afirmó a la AFP Houcine Abassi. Según él, también premia a las víctimas de la revolución de jazmín, y de los ataques yihadistas, así como a los partidos políticos y, en su conjunto, a la sociedad tunecina.

- Vivero terrorista -

Túnez es uno de los mayores viveros de combatientes extranjeros para los movimientos yihadistas, según la ONU, que calcula que unos 5.500 tunecinos han viajado a Siria, Irak o Libia para alistarse en esos grupos.

'Debemos tratar las raíces del terrorismo', esto es, 'la pobreza y la marginación', aseguró Ben Moussa. Pero no será una labor sencilla, teniendo en cuenta que el sector clave del turismo, que representaba cerca del 7% del PIB tunecino y unos 400.000 empleos directos e indirectos, está casi paralizado desde el atentado de Susa. A finales de octubre, la caída de las pernoctaciones hoteleras era de más del 60% respecto al mismo mes de 2014, según las cifras oficiales.

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