Opinión

Ejercicio en pacientes con enfermedad coronaria

01 de agosto de 2019

MAYO

La enfermedad coronaria es la manifestación de la reducción del flujo sanguíneo en las arterias coronarias (que irrigan el corazón) debido a la obstrucción, generalmente por ateroesclerosis de alguna de estas arterias. La Enfermedad coronaria y su manifestación más temida, el infarto al miocardio, afectan a muchas personas y son una de las principales causas de muerte en todo el mundo.

Existe una importante cantidad de evidencia científica que sustenta el rol de los ejercicios para la prevención y, también para el tratamiento, de los problemas de las arterias coronarias.

El ejercicio actúa, principalmente modificando los factores de riesgo primario para la ateroesclerosis. Estos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir estas enfermedades, son múltiples, algunos no se pueden modificar como la edad y la historia familiar (herencia) y otros si, como la presión arterial, niveles de colesterol, el hábito de fumar, el sedentarismo (inactividad física), la alimentación entre otras.

El ejercicio regular tiene efectos directos e indirectos sobre todos los factores de riesgo modificables que pueden aumentar las posibilidades de padecer enfermedad coronaria, y ateroesclerosis en general.
-Presión arterial alta: el ejercicio, principalmente aeróbico, regular, reduce la presión arterial tanto sistólica (“la de arriba”) como la diastólica (“la de abajo”), hasta 8-10 mmHg, lo que se traduce en un 10-20% la reducción del riesgo de los infartos (“ataques al corazón”).

-Tabaquismo: los fumadores que son más activos físicamente han mostrado una mayor tendencia a dejar el hábito de fumar en los estudios realizados.
-Diabetes: el ejercicio regular tiene un impacto profundo en el manejo de la glucosa. Los estudios han demostrado tanto retardo en la aparición de la diabetes, como mejorías significativas en el control de la misma.

-Colesterol elevado: la actividad física ha mostrado, consistentemente, que puede ayudar a reducir el colesterol total y el LDL (“colesterol malo”), al mismo tiempo es un buen estímulo para aumentar el HDL, el llamado “colesterol bueno”. Estos cambios del perfil lipídico son “protectores” contra infartos al miocardio.
-Obesidad: aunque la pérdida de peso atribuible únicamente al ejercicio es pequeña (del 5 a 10% del peso corporal), los cambios metabólicos que esta pérdida produce son muy significativos y ademá ayudan a reducir los riesgos cardiacos.

Ejercicios en pacientes con Enfermedad Coronaria manifiesta
Aquellos pacientes en los que ya se ha diagnósticado enfermedad coronaria (que hayan tenido un infarto, que tengan angina o un equivalente a ella) tienen que hacer ejercicios regularmente para mejorar sus factores de riesgo y para mejorar el pronóstico de su enfermedad. Claro que ellos deben hacer ejercico de una manera controlada, supervisada (al menos inicialmente) y con algunos cuidados.

En general deben acudir a su médico o algún especialista en temas de ejercicios y salud para que le hagan recomendaciones específicas sobre la cantidad y el tipo de ejercicios que puede hacer de forma segura. Se debe decidir sobre la frecuencia, la intensidad y el tipo de ejercicios que se van a realizar; los americanos llaman a este abordaje el FIT prescription (Frecuency, Intensity, Type). Según la patología particular y el estado funcional del paciente, el médico establece estos parámetros inicialmente, para proveer un adecuado estímulo de adaptación para el sistema cardiovascular y el sistema muscular y respiratorio, pero manteniendose dentro de los parámetros de seguridad. Luego, el médico irá actualizando esta prescripción del ejercicio en la medida que el paciente vaya progresando en su adaptación y se vaya recuperando del evento que le sucedió.

Además de este principio de la prescripción del ejercicio, aquellos pacientes con enfermedad coronaria deben tener las siguientes precauciones cuando hacen ejercicios:
-Tener la aprobación de su médico de cabecera antes de llevar a cabo el ejercicio.

-Siempre realizar un calentamiento previo y un enfriamiento al final de la sesión de ejercicios.

-Nunca se ejercite, sin supervisión, hasta el punto de tener dolor en el pecho o “apretazón” o falta de aire.

-Siempre ejercítese en compañía de un familiar o un amigo y asegúrense de tener un teléfono a mano (tal vez un celular) para hacer una llamada de emergencia si llega a ser necesario.

-Si la tiene prescrita, siempre cargue con usted sus tabletas de nitroglicerina, especialmente cuando lleva a cabo ejercicios.

-Detenga el ejercicio inmediatamente si desarrolla mareos, nauseas, falta de aire más de los usual para el ejercicio que realiza, cambios en el ritmo del corazón
-Tenga mucho cuidado con los ambientes muy fríos, muy calientes o muy húmedos.

Aunque el ejercicio en si imponga una carga mayor para el corazón, aplicado de forma correcta; siguiendo los principios de la prescripción médica del ejercicio, y teniendo los cuidadados descritos, y hecho bajo supervisión y guías adecuados, el ejercicio puede ser una excelente herramienta para mejorar la salud y la vida de las personas con enfermedades del corazón.

*El autor es ministro de Salud.

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