La Asamblea Nacional tiene algo en sus pasillos. No se sabe si es el agua o el aire. Las discusiones en los pasillos, los sopla mocos y amenazas se han convertido en una costumbre parlamentaria.
Un diputado llegó a la corporación con su discurso programado. No quería ninguna pregunta fuera de orden, pero vino la periodista y le dio la vuelta, por lo que su relacionista fue apagando cámaras y micrófonos y lo echaron de la televisora.