Con una nueva generación de consolas, los usuarios suelen vender su dispositivo actual para costear la siguiente. Muchos juegos se vuelven aventuras muy disfrutadas, dignas de repaso, pero lamentablemente imposibles de reproducir en la siguiente consola. Desde la llegada en 2013, del PlayStation 4 se afianzó la idea de la retro compatibilidad, pero solo en formato digital y juegos selectos. PS5 prometió tener la capacidad de abarcar hasta PS3, pero quedó en palabras y le queda poco tiempo. Ante la escasez de títulos interesantes, ¿será posible que la siguiente generación pueda cumplir?